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SUELOS, FERTILIZACIÓN Y PLANTA

en October 19, 2019

La articulación conceptual y funcional de estos tres conceptos, es uno de los temas que junto con el Agua, hacen posible en la acción del hombre, garantizar la sobrevivencia alimentaria como la reproducción como especie humana. 

En términos muy generales podemos decir que “...el suelo se refiere a la superficie suelta de la tierra para distinguirlo de la roca sólida” (“Edafología” B. Ortiz Villanueva y C. Ortiz Solorio Ed. UACHapingo 1980). El suelo y la planta va más allá que un simple sustrato de sostén y nutrición. 

Esto significa que para un agrónomo su connotación es más compleja y amplia, porque para el sentido común, es un medio donde se desarrollan los cultivos. Científicamente, significa que sobre el manto rocoso se encuentra un material no consolidado, una capa filtrante denominada “regolita” que se observa en un corte vertical en la capa superior diferenciándose de otras inferiores. Esta capa superior está en contacto con la atmósfera, con el agua, el viento y los cambios de temperatura. Aquí es donde se aprecia mayor cantidad de materia orgánica (M.O.) y donde se desarrollan las raíces de las plantas.

La “regolita” se origina de materiales desintegrados de las rocas subyacentes o de productos transportados por la acción del agua y el viento y depositados sobre un lecho rocoso. Para el “científico” entonces es un “cuerpo natural”, es un producto de la naturaleza de forma tridimensional, pues tiene profundidad como extensión. Producto de la naturaleza resultado de fuerzas destructivas como constructivas y es el “hábitat” para el desarrollo de las plantas (Fig. 1).

Algunos estudiosos como el Ing. Carlos Manuel Castaños –señalan que: “La Revolución verde de Norman Borlaug cuenta con el respaldo de las poderosas compañías de fertilizantes, las trasnacionales de la alimentación y los agronegocios; está sustentada en el empleo de los agroquímicos, el monocultivo extensivo, la mecanización y la fuerza del mercado” (Carlos Manuel Castaños; “El maravilloso mundo de los microorganismos de los suelos agrícolas. El envenenamiento del planeta” 1ª Ed. CMC, 1916, pag. 25) y que sin negar un largo período de éxito productivo, empresarial en el crecimiento de la industria de alimentos, no deja de señalar que “…al paso del tiempo el sistema de producción fue mostrando una serie de debilidades que pusieron en peligro su primacía; se ha reconocido universalmente como el causante de la contaminación de terrenos agrícolas, aguas superficiales, subterráneas y el medio ambiente, de muertes de animales y seres humanos” (Ob. cit. pp 25, 26.) 


De modo, que el maestro C.M. Castaños al señalarnos la posibilidad de realizar otro tipo de Agricultura más Ecológica, Orgánica, Inocua a la Salud, nos propone en su texto, “…que en el suelo es donde se asienta la vida; no es un mero soporte inerte, un anclaje para las plantas, sino un conglomerado de procesos químicos, y biológicos en pleno movimiento; el suelo es verdaderamente un organismo vivo” (Ob. Cit. pag. 47).


Agrega que: “El suelo donde habita la mayor biodiversidad del planeta es un ecosistema aún no estudiado completamente, en la rizosfera, porción de tierra como de 20 centímetros de espesor; se estima que existen ocho millones de especies y únicamente se ha descrito el 1%” Ob. Cit. pag. 47) y así, nos hace viajar por el maravilloso mundo de los microorganismos (bacterias, hongos, protozoarios, nematodos, lombrices, artrópodos y demás plagas del suelo)


Describe las funciones de los microorganismos en el suelo de esta manera: “…un constante movimiento de millones de especies de animales y plantas en plena actividad; unas procesando los residuos orgánicos que posibilitaban la vida de plantas, animales y personas; otras fijando el nitrógeno; otras solubilizando fosfatos; otras más  interviniendo en los ciclos del agua y carbono; algunas luchando a brazo partido contra las plagas, manteniéndolas bajo control o sucumbiendo ante ellas; otras descontaminando las tierras, la famosa bioremediación.” (Ob. Cit. pag. 48).


Se requiere también ver la productividad del suelo que significa la capacidad para producir cultivos. “Sin embargo, un suelo fértil no es necesariamente productivo. Por ejemplo, existen suelos fértiles en zonas áridas que no pueden producir sin riego” (Manuales para educación agropecuaria. “Suelos y Fertilización” Área; suelos y agua. Editorial Trillas.  México 1988, 7a. reimpr. DGETA-SEP-FAO)


El agricultor tiene la posibilidad de mantener y mejorar la fertilidad natural del suelo a través de prácticas agronómicas, como las siguientes:


-Análisis de suelos para determinar el suministro necesario de nutrientes

-Preparación adecuada del suelo

-Aplicaciones de fertilizantes de acuerdo con los análisis y necesidades de los cultivos.

-Restauración contínua del contenido de residuos vegetales y animales.

-Adecuada rotación de cultivos


Esta restitución de nutrientes es necesaria si no se tiene un buen “equilibrio de entropía”, esto es, una buena medida del desorden en el agrosistema. 

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